Hoy he visto
Balada Triste de Trompeta, una de payasos, guerra civil, locura, sadismo y Raphael. Y también una historia de amor.
Nueva obra de
Álex de la Iglesia, esta vez escrita en solitario, donde muestra todo su poderío visual, excéntrico, grotesco y triste. Álex ha vuelto, y parece que está mejor que nunca. Hace unos años estrenó su película más floja,
Crimen Ferpecto. Luego parecía que se daba un descanso a sí mismo y dirigía de manera precisa, aunque puede que algo fría,
Los Crímenes de Oxford. Después de eso probó algo nuevo. Se le ocurrió cambiar de formato y en la televisión creó una serie que no era otra cosa que la vuelta a sus más oscuros comienzos.
Plutón B.R.B. Nero era una mirada atrás, al principio de todo, a
Acción Mutante. Y le sentó bien. Tras el escaso éxito de público de la serie y de su nombramiento como presidente de la
Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, se puso tras la cámara y demostró que es posiblemente el director español con el sello más propio, reconocible y eficaz. Me rio de las tramas de
Almodóvar o de los desnudo
s de Medem. Berlanga ha muerto, pero parece que la genialidad no se ha ido del todo. De hecho, esta película es la mezcla perfecta entre La Vaquilla, Muertos de Risa y La Parada de los Monstruos.La película comienza con un prólogo inmejorable en un circo español que intenta sobrevivir justo cuando comienza la guerra civil. Los primeros cinco minutos no pueden ser más impactantes y perfectos. La oscuridad del circo nos avisa de lo que va a venir. Hasta que llegan los títulos de crédito iniciales. Simplemente los mejores de la historia del cine español. Luego la trama nos presenta una historia de venganza, locura, violencia y amor. Finalizada la guerra civil, un payaso, el triste, se enamora de una trapecista, que a la vez es novia de otro payaso, el tonto. Este es el gracioso, el que hace reír a los niños. El triste solo tiene que aguantar tartazos y ser el apoyo para los gags del tonto. Y además es débil, no tiene nada que ofrecer a la trapecista. Aun así, y casi sin saber cómo, consigue acercarse a ella. Y de qué modo. Es entonces cuando vuelve a estallar la guerra. Esta vez es solo entre dos payasos. ¿Solo? No.
Todo el mundo está en guerra. Todo el mundo piensa lo contrario del que está a su lado. Todos están divididos. Pero eso solo es el fondo. La historia sigue centrándose en esta lucha por el amor, la venganza y sobre todo por la locura. El que más loco esté, gana. El que menos escrúpulos tenga se lleva todo. Pero si se da el caso de que los dos oponentes llegan al tope de la locura a la vez y se encuentran, puede ocurrir que nadie se quede con nada. ¿Es una metáfora de la guerra civil? ¿Es una declaración pacifista? No. Es una película de Álex de la Iglesia. Puede ser todo eso, si quieres. Pero en realidad es muchos más simple. Es el payaso triste peleándose con el payaso tonto por el amor de la trapecista.
Para hablar del reparto solo puedo empezar poniendo que
Carlos Areces es la única persona del planeta capaz de interpretar el papel de este payaso triste. Su cara tiene todo lo que necesita. Su comicidad es precisamente ser el payaso triste. Sus cualidades interpretativas son exactamente las que pide el papel. Carlos es un genio, y Álex lo sabe. Juntos han hecho el personaje más completo, loco, tierno, sádico e icónico del cine español. Espero oír a todos los que alabaron el trabajo de
Luis Tosar por su Malamadre, elogiar de la misma manera a Carlos Areces este año porque se lo merece igual o puede que más.
Pero Carlos no está solo, un genial
Antonio de la Torre es el payaso tonto.
Carolina Bang es la trapecista que trae de cabeza a todos en el circo. Y el resto son secundarios perfectos, del nivel que solo puedes encontrar en películas de de la Iglesia o de
Javier Fesser.
Fernando Guillén Cuervo,
Manuel Tallafé,
Sancho Gracia,
Terele Pávez,
Alejandro Tejerías,
Luis Varela,
Gracia Olayo,
Enrique Villén,
Juana Cordero,
Santiago Segura o el mismísimo
Fofito son solo algunos ejemplos.
¿Es la mejor película de Alex de la Iglesia? Puede que sí. ¿Es mi favorita? Creo que
El Día de la Bestia le salió demasiado bien como para ser destronada nunca.
Si no tiene un 10 es por las prisas. Parece que para llegar a ese nivel de exageración en cada plano, la velocidad de rodaje era esencial, ya que cada parón podía implicar una reconsideración en el guión y posiblemente hubiese suavizado la trama. Para que la peli le saliese de las entrañas, el director bilbaíno decidió ir rápido, todo lo que pudo. Por eso hay momentos en los que sí parece algo precipitada, las locuras no terminan de encajar y hay algún que otro error tonto. Si ese es el precio por conseguir un producto tan visceral, bienvenido fallo de raccord.
Aquí tenéis el
tráiler y aquí un
video que propicia uno de los mejores momentos de la película, gracias Carlos Areces. Por favor id a verla, dadle algo de dinero al buen cine español. Un 9’75.