Hoy he visto
Potiche, Mujeres al Poder (Potiche), una de derechos laborales, aventuras amorosas y mujeres florero que rompen el tiesto.
Está dirigida por el irregular
François Ozon que podréis recordar si visteis
Swimming Pool, ese petardo con
Ludivine Sagnier desnuda. En esta ocasión nos presenta una comedia más fácil de digerir y sin demasiado compromiso social pese a ser esa la intención de la trama. El principal problema es el tempo francés, o te gusta o no. Gracias a las magnificas interpretaciones y a un argumento interesante y divertido, la película se puede llegar a disfrutar, pero siendo francesa recordar que no os vais a reír. Ellos buscan una sonrisa furtiva cada quince minutos aproximadamente. Si estáis en la biblioteca y no podéis reíros en alto, esta es vuestra película.
El argumento nos cuenta como en la Francia de finales de los 70, la mujer de un empresario ocupa momentáneamente el puesto de directora a la espera de la recuperación de su marido tras un paro cardiaco. La hasta entonces mujer florero se da cuenta de que realiza su trabajo mucho mejor de lo que ella misma esperaba. No solo disuelve una huelga en ciernes de un modo satisfactorio para ambos bandos, si no que comienza a modernizar su fábrica de paraguas y a expandirse a nuevos mercados. Cuando vuelve su marido y ve lo feliz que está todo el mundo, comienza a luchar por recuperar su fábrica, pero claro, la jefa gusta más.
Catherine Deneuve se desenvuelve con encanto y estilo entre los diferentes puntos de vista de su personaje. Al comienzo es una perfecta mujer trofeo, ama de casa, amante esposa y madre amantísima. Pero evoluciona a una empresaria simpática pero exigente y trabajadora, para terminar siendo una candidata política admirada por su pueblo. La parte más interesante en su evolución son los coqueteos que se permite realizar al estar viviendo una nueva juventud.
Fabrice Luchini es el irrespetuoso marido. La verdad es que de tan exagerada su interpretación pierde eficacia. No pasa tanto con
Gérard Depardieu, enemigo político pero posible amante de la protagonista, que termina siendo reducido a un simple títere por culpa de mostrar sus sentimientos.
Judith Godrèche y
Jérémie Renier (no confundir con
Jeremy Renner) son los hijos desconcertados que deben elegir bando y
Karin Viard es la secretaria que parece estar metida en todos lados.
Realmente no está mal. Es entretenida y tiene momentos muy divertidos, pero debo insistir es que el tempo francés para la comedia sigue sin parecerme el adecuado. Se gustan tanto a sí mismos que todas las escenas les parecen hilarantes por lo que entre gag y gag dejan un espacio de un cuarto de hora donde no ocurre nada para que la gente pueda reírse a carcajadas. Pero vamos, si a alguno se le sale la cocacola por la nariz que me avise.
Aquí tenéis el
tráiler. Para pasar un buen rato. Un 6.
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