Los Colores de la Montaña

Hoy he visto Los Colores de la Montaña, una sobre niños que quieren jugar y adultos que no lo permiten.

Simple y eficaz

Dirigida por el primerizo Carlos César Arbeláez, la película sigue claramente las reglas básicas de hablar sobre lo que se conoce y adaptar tus medios a la historia. Así vemos un relato simple y sin florituras que cuenta de una forma clara lo que quiere contar y deja un potente mensaje: esto está pasando ahora mismo.

La trama se centra en Manuel, un niño colombiano que vive en un poblado donde pasa las tardes jugando con sus amigos a la pelota. Todo mejora cuando por su cumpleaños su padre le regala un nuevo balón y unos guantes de portero pero como aquí las alegrías duran poco, al estrenarlo terminan colándolo en una zona llena de minas antipersona. El chaval se queda sin balón y todos sus esfuerzos se centrarán en recuperarlo. Por otro lado su padre sufre el acoso de guerrilleros rebeldes que parecen querer unir a todo el pueblo a la causa.

El prota

Todos los participantes en esta película son actores primerizos o casi. Hernán Mauricio Ocampo es Manuel y Genaro Aristizábal su padre. El mejor coleguilla del prota es Nolberto Sánchez. Natalia Cuéllar es la nueva profesora que descubrirá por qué se fue la anterior y seguirá sus pasos.

La relación entre los niños es lo mejor de la película. Cada escena donde se juntan los tres amigos es divertida y entrañable, gracias sobre todo a “Poca Luz”, el albino de la aldea. La relación con el padre y más aun, del padre con la madre, se hace un poco cuesta arriba.

La escuela

Puede que debido al título sí esperase algo más de preciosismo en la fotografía que finalmente es simple y cerrada, sin demasiados paisajes ni planos abiertos.

Dentro de las películas de historias, con dramas urbanos (o rurales), pocos medios y conflictos activos, esta será una bonita referencia.

Pasando la tarde

Aquí el tráiler. Algo así como La Lengua de las Mariposas al otro lado del charco y con algo menos de gracia. Un 6'75.