Hoy he visto
Intruders, una de monstruos en armarios, niños fantasiosos y orígenes espesos.
Juan Carlos Fresnadillo lo ha hecho todo bien. Como director, ha creado una película precisa y visualmente interesante. Oscura pero gráfica, la fotografía es atrayente y el ritmo es constante hasta que en el ultimo tercio todo empieza a repetirse. Ese error se debe al gran problema sobre el que se sustenta la película, el guión.
La trama nos cuenta dos historias paralelas, una en España y otra en Inglaterra. En la española, una madre y su hijo las pasan canutas debido a los terrores nocturnos del chaval. En la inglesa, tres cuartos de lo mismo pero con un padre y una hija. Los críos creen ver a un tipo sin cara que les quiere robar sus facciones y claro, lo están pasando regular.
Clive Owen es el padre ingles y está impecable, como siempre.
Pilar López de Ayala parece algo perdida toda la peli pero supongo que es lo que requiere su personaje.
Ella Purnell es la niña y brilla especialmente en cada escena que comparte con su padre.
Izán Corchero es el niño y se asusta muy bien, el pobre no hace otra cosa en hora y media.
Para completar el reparto está
Daniel Brühl que hace de cura bueno de un modo tan extraño que se parece a su nazi acosador de
Malditos Bartardos.
Héctor Alterio sale muy poco pero demuestra una vez más tener una presencia escénica imponente.
Como ya he dicho antes, creo que
Fresnadillo lo ha hecho todo bien. Puede que peque de favoritismo al querer dejar bien al director de
Intacto y
28 Semanas Después pero es que es uno de los mejores directores españoles del momento y hay que mimarlo. El problema es enteramente del libreto escrito por
Nicolás Casariego y
Jaime Marques. Al margen de una serie de lagunas argumentales, hay dos errores principales que, siempre bajo mi punto de vista, destrozan una película bien realizada.
Por un lado, el malo en una peli de terror parapsicológico no puede ser tan palpable. Y es que no solo se deja ver por los críos y por sus padres, si no que forcejea con los protagonistas al más puro estilo slasher movie. Así no hay manera de aterrorizarse. El miedo a un señor con un cuchillo está bien, pero el de un niño a un monstruo informe es totalmente diferente. Esa ilusión se pierde completamente si tu padre lucha contra el señor fantasma en tu cuarto y se dan de puñetazos. Para hablar del segundo error debo avisar:
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La mejor solución para terminar una trama paranormal es la explicación más sencilla: ocurre un suceso paranormal. Y no pasa nada, es una película y podemos creérnoslo, no hay que explicarlo todo. Por eso cuando veía el lio farragoso en el que se iban metiendo los guionistas pasada la primera hora de película, me daban ganas de salir del cine. No por que fuese mala, si no para quedarme con la sensación de monstruo en el armario y no con la cansina explicación de un pasado truculento. Todo sería mejor sin tanta explicación, hay un monstruo y punto. Te inventas una buena excusa de por qué está ahí y ya está. Los guionistas debían haberse fijado un poco en
J.J. Abrams que gana con la sencillez:
Perdidos se resume en que, efectivamente, la isla era rara de pelotas. Todos los sucesos extraños de
Super 8 se terminan en cuanto sale el monstruo y todos se los atribuyen a él sin ninguna vergüenza. De verdad, no quiero que me lo contéis todo pero, si lo hacéis, hacerlo bien y sin tanta incongruencia (¿de qué sirve el cura?). Y a poder ser sin la escenita de la
Ayala con el maquillaje de vieja. Me recordó al glorioso epílogo de
Harry Potter y las Reliquias de la Muerte: Parte 2.
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Pues eso, una peli entretenida y bien hecha de la que quitaría la ultima media hora y me quedaría tan a gusto. Espero con ansias lo próximo de
Fresnadillo que después de dejar los proyectos de
BioShock y
El Cuervo parece que será
Highlander
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