Hoy he visto
Attack the Block, una de reyertas callejeras, invasiones extraterrestres y héroes de suburbio.
Attack the Block nos cuenta cómo una pandilla de delincuentes adolescentes del sur de Londres, esos que se volvieron locos a comienzos de verano, se enfrentan a una invasión alienígena que amenaza la paz de su ya problemático bloque.
El grupo de marginados violentos está interpretado por un genial grupo de actores novatos.
John Boyega es Moses, el líder de la manada, el héroe salvaje. Le siguen
Alex Esmail,
Leeon Jones,
Franz Drameh y otros cuantos desconocidos.
Jodie Whittaker es la chica que descubre nada más empezar la película que vivir en su bloque de pisos no es una buena idea.
Nick Frost aporta su granito de arena como camello del lugar.
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Nick Frost pasando la tarde |
Técnicamente demuestra todo lo que se puede hacer con poca pasta pero mucho ingenio. El diseño de las criaturas es tan simple como efectivo y, las situaciones en las que desenvuelven los protas, están pensadas al milímetro para gastar poco pero enseñar lo más posible. Para hacer una comparación rápida, esta peli es justo lo contrario de
Skyline, debe costar una cuarta parte pero el guión no entra en la servilleta en la que se escribió esa mierda.
La peli es divertida, está bien hecha y es original pese a recordar y homenajear a una buena cantidad de clásicos. El ambiente de las pelis ochenteras de colegas vuelve a estar de moda, eso está claro, pero al ser una cinta británica prescinde de pasteles familiares y buen royo vecinal. Aquí todos están jodidos en casa, eso está claro, pero no nos paramos a ver como discuten y se dan a la bebida, aquí directamente vemos lo que hacen cuando están cabreados.
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Los goonies se ponen duros |
Es necesario tener sentido del humor para vivir. Si ves esta película pensando que no puedes enfatizar con los protagonistas porque no son más que pandilleros violentos, olvídate del cine clásico, los westerns, las pelis de mafiosos y casi cualquier argumento con armas, drogas o un par de tortas. Aquí se trata de contar una historia, no de demostrar que todo el mundo, llegada una invasión alienígena, puede tener momentos heroicos.
Cornish nos cuenta un cuento salvaje y descarado donde los malos son los buenos pero siguen siendo malos. Esta peli es la que hubiesen hecho
Spielberg y
Abrams si bebiesen pintas en bares mugrientos en vez de Coca Zero en terrazas de hotel.
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