Hoy he visto
El Topo (Tinker Tailor Soldier Spy), una de contraespionaje, agentes dobles y demás traiciones.
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Genial el cartel y las gafas |
Primera película inglesa dirigida por el sueco
Tomas Alfredson, conocido por la fantástica
Déjame Entrar. Aquí
Alfredson vuelve a los ambientes oscuros y húmedos pero esta vez cambia el blanco por el gris y los marrones. La recreación del Londres de la guerra fría es verosímil, y no digo realista porque yo qué se cómo era. El caso es que ha creado una película clásica de espionaje, el thriller pausado e inteligente que merecía la novela de
John le Carré en la que se basa.
La trama nos cuenta como un veterano espía del MI6, George Smiley, se encarga de una investigación donde los sospechosos son sus propios compañeros. Control, el jefe de todo esto, le informa de que hay un topo en casa y debe ser descubierto. Smiley irá descubriendo oscuros secretos de los que le rodean e incluso se dará cuenta de que él mismo estaba en la lista de posibles traidores.
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Madre mia ¡qué foto! |
Gary Oldman hace una interpretación de las que se estudian en los cursos de método. El inglés está tan genialmente caracterizado que solo con verle aparecer en un plano, antes incluso de que diga una sola palabra, notas como se está apoderando del escenario. Cada frase, gesto y elemento interpretativo parece estar medido al milímetro hasta que el actor se ha convertido plenamente en la persona precisa y observadora que interpreta. Aun construyendo ese carácter sumamente frio y calculador, también consigue dotarlo de la calidez humana y bondad que requería este héroe protagonista.
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El rey está en La Casa... |
El resto del reparto está a la altura de las circunstancias.
Benedict Cumberbatch demuestra que la calidad que está demostrando en la genial
Sherlock no va a ser algo momentáneo.
Colin Firth, un año después de superar su
real balbuceo, parece que ha nacido para ser un espía y
Mark Strong reivindica un hueco fuera de los papeles de villano.
Toby Jones está tan inquietante como siempre y
Ciarán Hinds tres cuartos de lo mismo.
Kathy Burke está imponente,
Tom Hardy correcto y de
John Hurt no voy a decir nada porque todo lo que hace es perfecto y me estoy pasando con los halagos.
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Dime quien es el traidor |
Sin haberme leído la novela de
John le Carré, se adivina un trabajo arduo a la hora de escribir este guión. Las subtramas que inundan la historia principal pueden llegar a quitarle fuerza al relato si no se cuentan bien pero, por otro lado, no sería nada del otro mundo sin ellas. El resultado final que han conseguido
Peter Straughan y
Bridget O’Connor, fallecido el año pasado y al que se le dedica la película, es espectacular y embaucador desde el principio. Las historias paralelas y los flasbacks, sobre todo las de los personajes de
Cumberbatch y
Hardy, bien merecen un spin-off.
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Sherlock busca pruebas |
La banda sonora es del merecidamente reconocido
Alberto Iglesias, el cual ya estaba familiarizado con el universo de
le Carré tras componer la música de
El Jardinero Fiel. En esta ocasión ha creado una mezcla perfecta de elementos clásicos del cine de espías con un tono altamente melancólico, el mismo que desprende el personaje de
Gary Oldman. Un genial trabajo que, para ser sincero, tampoco creo que sea uno de los cinco mejores del año. Entendedme, me duele la ausencia de
Reznor y
Ross tras su genial trabajo en
Millennium.
En definitiva, una película para los amantes del género y los estudiantes de interpretación. Una historia que demuestra otra vez lo poco que puedes fiarte de los agentes dobles, todos pueden ser triples.
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Como para ocultar algo... |
Esta sí que me apetece
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