25/10/12

El Artista y la Modelo

Hoy he visto El Artista y la Modelo, una sobre el complejo oficio del artista.

Mucho color para una peli en blanco y negro
Me gusta pensar en esta película como la contestación de Fernando Trueba a su hermano David. Me los imagino debatiendo en casa sobre quien ha conseguido hacer mejor una película artística e intimista. Discutirán sobre que frase tiene más empaque filosófico, sobre quien ha sacado más planos de desnudos o si lo importante al fin y al cabo son los silencios.

El Artista y la Modelo nos lleva a los últimos días de la Francia ocupada. En un pequeño pueblo vive un artista que soporta el paso del tiempo y la guerra dedicándose a su oficio. Su mujer recoge a una joven que vive en la calle y que durante un tiempo deberá servir como modelo de día mientras ayuda a otros refugiados por la noche.

Sigue buscando molinos
Jean Rochefort, el Don Quijote que nunca fue, es el pintor y escultor entregado que sabe de la importancia de su obra. Aida Folch es la modelo, asustada por el mundo que la rodea pero capaz de hacerle frente y ayudar a cruzar las montañas a aquellos que huyen del conflicto. El trabajo de Rochefort es eficiente aunque algo frio pero reconozco que con quien no he sentido nada es con ella. Creo que no ha sabido transmitir nada o yo no he sabido verlo, que es posible.

Claudia Cardinale es la mujer que fue musa del artista en otra época, no es de extrañar sabiendo el pasado de la italiana. La absolutamente imprescindible Chus Lampreave es una asistenta que hace lo que puede por mantener el orden en una casa llena de carboncillos, escayolas y gente en cueros.

La modelo con mucha ropa
El ritmo sosegado y lento pretende plasmar la pureza y fuerza del arte en sí mismo. La fotografía en blanco y negro nos obliga a pensar que lo que estamos viendo es importante, que no es solo cine, que es algo más grande. Por todo eso, yo no he conseguido entrar en una película que creo que pretende mucho más de lo que finalmente consigue. Ni ese momento Malditos Bastardos ni el blanco y negro ocultan un guión fácil y simple que persigue demostrar algo que podría quedar más claro en un corto: la idea lo es todo.

Por eso creo que el ganador del combate esta vez ha sido David Trueba que con Madrid, 1987 supo explicar entre cuatro paredes y sin vestuario un historia simple que puede ser tan compleja como quiera el espectador.
La Cardinale y Lampreave, dos leyendas
Aquí el tráiler. Que conste que en mi decepción puede influir las ganas que tenía de ver al Trueba mayor poniéndose seriote después de dirigir una joya como Chico & Rita. Otra vez será. Un 6.

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