Arguiñano y el de Ratatouille, unidos |
La trama nos presenta a un tipo que es constantemente
despedido de diferentes restaurantes por sus maniáticas buenas costumbres a la
hora de cocinar. El refinado gusto del protagonista le hace incapaz de hacer un simple filete con patatas. Su novia, a punto de dar a luz, le da un ultimátum y el
pobre se contenta pintando marcos de ventanas. El problema es que un día conoce
a Alexandre Lagarde, un conocidísimo chef que le dará una oportunidad única
aunque no remunerada.
Cocinando con la napia |
Un buen cocinero siempre prueba sus platos |
Hay película buenas y malas y también las hay grandes y
pequeñas, pues bien, digamos que esta es buena pero desmesuradamente pequeña.
Los actores están bien y la técnica es correcta pero el argumento y el guión no
pasan de ser una mera anécdota sin un verdadero conflicto.
Puede que el resultado final se vea empañado por la
demasiado cercana, e infinitamente superior, Ratatouille, a la que recuerda en
muchos aspectos. En la obra de Pixar los personajes estaban aun más definidos,
el nudo argumental era más potente y los platos, que es lo que importa, tenían
mejor pinta.
Aquí el tráiler. Ya digo que su problema es la poca chicha
que ofrece pero si tenéis una hora y media tonta y no os apetece nada, esta es
una buena opción. Un 6.
No hay comentarios:
Publicar un comentario