Hoy he visto
Holy Motors, una sobre suciedad, limusinas y
ver quién se sale de la sala.
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El cartel ya da alguna pista |
Si
El Árbol de la Vida, pretenciosa como ella sola pero
agradable a la vista, consiguió engañar a muchos incautos pensando que podría
ser una película para el gran público, no quiero ni pensar la que se formaría
si
Holy Motors empezase a llenar salas comerciales.
A estas alturas de la vida, o de la película como pretende
Leos Carax, todos sabemos que una de las divisiones que bipolarizan el séptimo
arte es “cine” y “cine para críticos”. Las del segundo grupo son las que te
permiten dedicarte a esto de las reseñas cinematográficas ya que hay que
verlas, entenderlas, profundizar en su encanto y luego apuntar productos
antiguos y sumamente intelectuales a los que recuerda. Son las que te hacen
parecer un tipo realmente entendido entre colegas y un capullo pretencioso para
la niña que lleva un mes preguntando por el preestreno de
La Saga Crepúsculo: Amanecer - Parte 2.
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Un tipo curioso que ya salía en Tokyo! |
Pues bien, creo que todo esto es una gilipollez. Otro modo
de sembrar conflicto y creerse más inteligente que los demás. El cine, como el
resto de las artes, o te llega, o no te llega. Películas como
Holy Motors, una
absurdez de principio a fin, pueden significar algo sumamente bello y complejo
para aquel se consiga sumergirse en su parafernalia mugrienta. Otro crítico,
sentado a su lado y con miles de horas de butaca a la espaldas, no entrará en
el juego de
Carax y pasará un mal rato intentando descifrar todas las metáforas
que esconde la película bajo su manto de surrealismo feroz. En el momento en
que las limusinas se ponen a hablar, alguno habrá desistido y estará fumando en
la puerta y otro querrá volver a sentir esa sensación de montaña rusa que notas
en tu estómago cuando una película te está cambiando para siempre.
Pasadas unas horas, ambos expertos volcarán su bilis y
vainilla en la red y vapulearán y alabarán la cinta hasta que les sangren los
ojos. Los dos criticarán al crítico opuesto por haberse olvidado de la
sencillez del cine o por haber olvidado que el arte está en romper patrones.
Semanas, días o incluso horas después, el sujeto número uno será el que valore
positivamente una obra europea de arte y ensayo y el número dos se habrá
dormido plácidamente en su butaca.
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Un homenaje a James Cameron |
Que yo, un niñato con un blog de crítica de cine, intente
explicar la inutilidad de las críticas es absurdo y contraproducente para mi
trabajo. Pero es exactamente lo que siento al respecto. Las críticas hay que
saber utilizarlas teniendo en cuenta la absoluta subjetividad del hecho de
expresar una opinión. A partir de ahí, puedes decidir apostar por una película
independientemente de la valoración del experto en cine.
Sobre
Holy Motors, está dirigida por
Leos Carax, uno de los
mimados de
Cannes. La trama nos presenta a un hombre que va en limusina maquillándose
para representar diferentes papeles. Realidad o ficción, el caso es que no
vemos las cámaras porque parece que no son necesarias.
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Eva Mendes disfrutando del cine de autor |
Lavant, o
Carax, hace un recorrido por diferentes facetas de
la vida, o el cine, en Francia. Una vagabunda, asesinos de Europa del
este, la muerte junto a un ser querido con turbio pasado, un monstruo que
secuestra modelos así hasta nueve personajes que podrán gustar y repugnar por
igual.
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Antes de llegar al momento limusinas tenemos esto |
En un momento de la película aparece el supuesto jefe del protagonista y le recuerda que "la belleza está en el ojo del espectador", a lo que el actor responde "¿Y si no hay espectadores?". Pues bien, este espectador en concreto no ha conseguido ver más que una tontería absurda y pretenciosa donde
Leos Carax quiere conscientemente parecer el más
listo del lugar. Pero recuerden, esta el mi opinión, la de un tipo al que no le
ha calado nada de lo presentado en esas dos horas de locura. Si van al cine y
les llena el corazón de sensaciones asombrosas, les envidio, a mi esta vez no
me ha tocado.
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Venga, a casa todo el mundo |
Aquí el
tráiler. De polémicas que o te tocan o te repugnan,
yo me quedo con el maestro
Lynch que algo tiene que siempre me convence.
Incluso en
Inland Empire, ahí lo dejo. Un 3.
I don't even understand the trailer. Necesito un tutorial antes de decidir si la veo.
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