Hoy he visto
Lincoln, una sobre políticos del pueblo, por el
pueblo y para el pueblo.
Tras el estreno de
Minority Report, donde por cierto se cita
el
Discurso de Gettysburg,
Steven Spielberg anunció su inmersión en un biopic
sobre
Abraham Lincoln. Por unas cosas y otras el proyecto se iba modificando y
atrasando hasta que, doce años y siete películas después, podemos disfrutar del
resultado. La película sobre la vida del decimosexto presidente de Estados
Unidos, se ha transformado en un relato sincero y realista sobre los últimos
meses de su vida.
El guión de
Tony Kushner toma como una de sus fuentes "Team of
Rivals: The Political Genius of Abraham Lincoln" de
Doris Kearns Goodwin para
contar los acontecimientos que rodearon la prohibición de la esclavitud y el
final de la Guerra de Secesión. Por otro lado, gracias al trabajo de
Daniel Day-Lewis descubrimos cómo era realmente esta figura imprescindible para la
historia moderna. No sé hasta qué punto los historiadores estarán convencidos
pero para mi no hay duda,
Lincoln es el actor protagonista de esta película.
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A punto de cazar un vampiro |
Y es que lo de
Daniel Day-Lewis no es normal. Con cada
trabajo parece alcanzar una nueva cota en cuanto a mimetismo e interpretación
se refiere. Dejando a un lado los pequeños tropiezos, madre mía
Nine, el
protagonista de
En el Nombre del Padre vuelve a transformarse por completo en
un personaje, esta vez histórico, y a vivir bajo su piel durante meses de rodaje.
Cuando
Lincoln decide contar una anécdota, notas que recuerda poco a poco el
momento en el que ocurrió y cómo se acerca a la moraleja que pretende
transmitir. No hay nadie detrás, no hay actuación, es lo que hay.
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Tan serio como en los Globos de Oro |
Por otra parte,
Tommy Lee Jones vuelve a interpretar uno de
los mejores secundarios del año. En el rol de
Thaddeus Stevens, uno de los
colegas republicanos de
Lincoln que luchará por la igualdad racial, el actor
aprovecha su extrema seriedad para deleitarnos como nunca con el epílogo de su
personaje, dulce y merecido.
La fotografía de
Janusz Kaminski se adapta al relato
personal de despachos y pasillos pero no por ello pierde elegancia. Una postal
tras otra, ofrece una sucesión de siluetas y contraluces para el recuerdo.
Lo mismo ocurre con la banda sonora de
John Williams. En un
primer momento no pasa del mero acompañamiento pero según avanza y adorna al
protagonista, su envoltura se vuelve fundamental por su belleza, que no por su
ñoñería.
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Tu verdadero nombre es ¿Robin? |
Y es que eso era un peligro en esta película, volverse
demasiado sensiblero y condescendiente con el momento histórico. Teniendo en
cuenta lo que le gusta a
Spielberg un héroe, era fácil edulcorar el personaje
sin contar el contexto real y los pasos necesarios hasta llegar a la famosa
Decimotercera Enmienda. Pese a esto, el director de
Amistad ha sabido conservar los
grises que todo relato histórico requiere y, a la vez, dotar a su protagonista
del halo de salvador que todos sus paisanos necesitaban ver una vez más.
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Tan a gusto en el teatro con la señora |
Es una película inmensa pese a estar encajonada entre paredes
y corredores. La producción está a la altura de la temática y la calidad del
vestuario, decorados y localizaciones es el que necesitaba una obra de este
tamaño. Todo es tan perfecto y grande que puede que lo sea demasiado. Y es que todos los elementos que forman
Lincoln,
se saben cine de primer nivel y buscan premios y
reconocimientos históricos tan desesperadamente que por momentos resulta cargante. El intenso dialogo no deja al espectador asimilar todo y la sobrecarga de información en algunas escenas asusta a quien
pretenda tomarse esto como una lección de historia.
Pero bueno, seguro que ahora
Steven Spielberg puede descansar tranquilo. Con este proyecto fuera de su cabeza, supongo que lo siguiente será retomar la ciencia ficción ya que al rey Midas le gusta ir intercalando premios con entretenimiento. Y yo encantado claro.
Aquí el
tráiler. Contiene toda la chicha que le faltó a
War Horse y el guión y protagonista que merecía
Amistad. Al final resulta que la
esclavitud no terminó en 1840. Un 8’25.
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