Hoy he visto
Dos Días en Nueva York (2 Days in New York),
una de choques culturales, romances inexplicables y franceses de otro mundo.
Oficialmente es la segunda parte de
2 Días en París pero
lo que realmente ha hecho la directora, guionista y protagonista
Julie Delpy,
es una versión americana. Vale que sigue la historia donde la dejó pero al arco
argumental está calcado y lo único que cambia es el escenario y el tono, todo
mucho más apto para el público yanki y sin el espíritu europeo que la anterior.
Podría decirse que ha hecho lo mismo que
Robert Rodriguez con
El Mariachi y
Desperado, secuelas con alma de remake.
La trama nos vuelve a hablar de Marion, ahora asentada en
Manhattan y compartiendo piso y niños de otras relaciones con un presentador de
radio llamado Mingus. El estrafalario padre de la prota y su liberal hermana
van a pasar dos días a la ciudad por lo que la tranquilidad de su piso se va a
romper por completo.
Julie Delpy se adapta al cine comercial evitando en cierto
modo la libertad sexual de su personaje y centrándose en
problemas domésticos. Está asentada y su vida es más estable por lo que todo el
caos vendrá originado por las visitas exteriores y no por ella misma.
Chris Rock hace un ejercicio de contención nunca antes visto en este cómico deslenguado. Ya no es el negrata que no para de hablar y de soltar chistes
rápidos, ahora es un hombre de familia que torea como puede a los locos que van
apareciendo durante el metraje. Una agradable sorpresa descubrir esta
reconversión aun más sorprendente que la de
Chris Tucker en
El Lado Bueno de las Cosas.
Alexia Landeau,
Alexandre Nahon y
Albert Delpy, padre
ficticio y real de
Julie Delpy, son los encargados de perturbar la tranquilidad
de la gran manzana. Si en la primera pate eran extraños y algo locos, aquí la
caricatura es total. Son exagerados hasta el extremo, intentando
desesperadamente que se note que todo es una comedia. Y la verdad es que a mi
me han convencido.
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A Chris Rock no le hace mucha gracia esto |
Mientras que
2 Días en París era la clásica película europea
con algún toque de humor pero centrada en los conflictos de sus
protagonistas,
Dos Días en Nueva York se abandona al humor ligero desde el
principio. Creo que es una decisión acertada por parte de
Delpy ya que si no
termina de convencer imitando al
Woody Allen de
Annie Hall, que lo intente con
el de
Todo lo Demás. Ojo, tampoco he dicho que lo consiga esta vez.
En definitiva, una comedia entretenida sobre una pareja que
se quiere a pesar de su familia, de Nueva York y del arte. Una diversión
pasajera que no recordaré en unos meses pero de la que no me arrepiento.
Aquí el
tráiler. Recomendable para pasar el rato si no eres
nada moderno pero quieres impresionar a alguien fingiéndolo y no aburrirte en
el intento. Un 6’5.
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