Hoy he visto
Una Pistola en Cada Mano, una sobre lo absurdo
del género masculino en cuanto a relaciones con humanos se refiere.
La última película de
Cesc Gay es un conjunto de pequeños
relatos. Cada uno supone un dialogo entre dos protagonistas que tratan de
resolver de algún modo un problema de comunicación. Todos están relacionados
con algún conflicto de pareja y terminan con la misma moraleja, los hombres son
tontos.
Ya sea por mentirnos a nosotros mismos, por no saber ver el
fin de una relación, por no reconocer lo que se tiene o simplemente por ser incapaces de compartir los problemas
con los amigos, el mensaje de
Cesc Gay es claro y conciso.
El reparto es una selección cuidadosa de interpretes del
momento y debo reconocer que a todos les saca bastante jugo. De algunos era
imposible dudar,
Ricardo Darín,
Luis Tosar,
Javier Cámara,
Leonor Watling,
Candela Peña,
Eduard Fernandez,
Leonardo Sbaraglia y
Jordi Mollà tienen más que
ganada su reputación.
Cayetana Guillén Cuervo también cumple con su papel pero
los que realmente me han sorprendido son
Alberto San Juan y
Eduardo Noriega. No
porque lo hagan mejor que los demás, que desde luego no lo hacen, si no porque
ya he confesado en otras ocasiones que soy incapaz de creerme los diferentes
personajes encarnados por estos dos actores y aquí, por primera vez, los he
visto dentro de la historia.
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Leonor Watling mola siempre |
Como en toda película por capítulos tiene sus altibajos. La
ventaja de esta es que, salvo alguna excepción, cada tramo resulta un poco más
interesante que el anterior generando un entretenimiento creciente muy
agradable. Puede que sea porque al empezar por el más soso ya tenía el susto en
el cuerpo y luego me fui relajando.
En cuanto a la temática, también es el primero el que se
sale un poco más del relato de problemas con la pareja y la sombra de la
infidelidad. El resto podrían estar escritos por un
Allen algo falto de gracia
y verborrea pero amparado en la vertiginosa creación anual de un film por año. El
caso es que contiene momentos realmente interesantes pero para la sencillez de su
propuesta le falta ingenio, velocidad y, en definitiva, chispa.
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Ricardo Darín el cornudo feliz |
Puede que los mismos que ven agotado al neoyorkino gafotas se
descubran ante el ingenio del director de
En la Ciudad pero yo no soy capaz. Creo
que
Una Pistola en Cada Mano es una entretenida película para críticos que de
haber apostado por un pequeño cambio de ritmo y una revisión del guión,
recortando flecos aquí y allá, podría haber llegado a ser una inteligente
película comercial.
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Candela hace que Noriega se luzca |
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