Hoy he visto
Una Bala en la Cabeza (Bullet to the Head), una
de frases lapidarias, chulería tatuada y luchas de hachas.
Walter Hill dirige este nuevo intento de volver a la acción
más macarra y molona, la de los tacos y protagonistas grises que alquilábamos
en VHS y ahora tenemos en DVD. El propio
Hill dirigió alguna de estas, como la
floja aunque ya mítica
Danko: Calor Rojo, así que supongo que sabe lo que ahora
está pidiendo el público que creció en los 80 y 90, el regreso de la torta con
mala leche, la réplica sarcástica y el porte de macho invencible.
La trama, basada en un cómic de
Alexis Nolent, nos cuenta
cómo un poli bueno y un asesino a sueldo con buen corazón, unen sus fuerzas
para encontrar al más malo de la ciudad. Para qué más historias ni tonterías si lo importante es pegar tiros, salvar a la chica y cargarse al villano.
Sylvester Stallone es un tipo listo. Él solito se dio cuenta
de la nueva oleada de acción añeja y se encargó de reunir a los otros dos
pilares,
Schwarzenegger y
Willis, en su propia franquicia mientras cerraba sus
dos sagas más famosas. Ahora apuesta por volver a las pelis individuales y
parece elegir mejor los papeles que sus colegas. Mientras que
El Último Desafío
y
La Jungla: Un Buen Día para Morir han resultado más bien truñeras, la apuesta
de
Sly es exactamente lo que el público quiere y él defiende su papel a la
perfección. Además aun puede lucir torso sin camiseta y no olvidemos que lo que
estamos viendo es a un tipo de 65 años.
Sung Kang es el sidekick del prota. Un personaje algo soso y
demasiado inútil como para terminar de interesar a nadie pero que sabe desde el
principio que lo importante es grandote que está a su lado.
Jason Momoa está
más grande que nunca y tras la triste
Conan el Bárbaro vuelve a meterse en un
papel algo más interesante, un despiadado e imparable sicario.
Sarah Shahi interpretará a la dama en apuros y mención
especial merece
Christian Slater que cada día apetece menos y por eso hace una
peli cada cinco años.
No voy a dedicarle más tiempo a esta peli, no porque no lo
merezca, si no porque a estas alturas ya debería haber convencido a los que os
va a gustar y espantado a los que no. Por si queda algún rezagado, el prota fuma, mata a sangre fría, se lleva su propia bebida a los bares porque nunca tienen su marca de whisky favorita y tiene una hija que lo mismo te tatúa una pantera que te saca una bala. Y sí, al final hay una pelea con hachas.
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