Hoy he visto
Rush, una de envidia, respeto, odio y
admiración. Y velocidad claro.
Cuando las cosas salen bien da gusto.
Ron Howard es un
director sobradamente profesional, un tipo hecho de cine que lleva toda su vida
dedicada a esto y, aun así, reconozco que de vez en cuando se nos olvida a
todos. Como señalaron en el último
Películas con Chicha de
Podcinema dedicado a
Willow, nadie va al cine a ver una película porque sea de
Ron Howard aunque en
su mayoría sean grandes trabajos y en muy pocas ocasiones haya patinado.
Rush
es otra gran película que añadir a su lista.
La trama nos cuenta la vertiginosa rivalidad que disfrutaron
los amantes de la
Formula 1 en el campeonato de 1976, año en el que el
meticuloso
Niki Lauda y el visceral
James Hunt se retaron mutuamente hasta
sacar lo mejor el uno del otro.
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Concentración Niki, concentración |
Uno de los puntos fuertes es la sorprendente calidad
interpretativa.
Chris Hemsworth, en el papel de
Hunt, realiza su primera
interpretación real. Y lo digo yo que he disfrutado como un enano con
Thor,
Los Vengadores o
La Cabaña en el Bosque, pero aquí es realmente donde vemos a
Hemsworth ganarse el sueldo olvidando su físico e interpretando a alguien
diferente, quizá con un acento británico demasiado forzado aunque claro, tampoco soy un experto. En cuanto a
Daniel Brühl no se puede decir que sea una sorpresa, ya
ha demostrado en muchas ocasiones que es un gran actor, pero es cierto que esta
vez lo da todo y puede ser su mejor trabajo hasta la fecha.
Brühl se transforma
en
Niki Lauda por dentro y por fuera y se queda con la película con una
facilidad pasmosa desde la primera secuencia.
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¡Un coche fantasma! |
El montaje, salvo una pequeña trampa inicial de esas que te
muestra un punto álgido que se resolverá una hora después, cuenta
cronológicamente tres etapas de la vida de los corredores, su inicio y primer
contacto en la
F3, sus primeros encontronazos en la primera división y
frenética competición que supuso ese mundial del 76 dividido en dos partes bien
significativas, que no comentaré para guardar los secretos a aquellos que no
sepan nada de este deporte.
Y es que si eres un aficionado a la velocidad y conoces lo que pasó esta película es imprescindible pero, si no te gustan los domingos en
los que todo el mundo habla de
Alonso y crees que no tiene cuello, también
puedes disfrutar absolutamente de esta historia de rivalidad y admiración y
sorprenderte con los acontecimientos que aun no conoces.
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Parece que se ha nublado |
Y si antes hemos dicho que es de esas que en las que todo le
ha salido bien a
Ron Howard, lo mismo podría decirse de
Hans Zimmer que suele
dar una de cal y dos o tres de arena. Esta vez le ha salido un trabajo redondo
con una banda sonora potente, con temas centrales que se repiten reafirmando a
los personajes y con un eje que se te quedará metido en la cabeza. Una vez
escuchada sin la película, la música no hace más que ganar enteros lo que convierte a este trabajo en otra obra maestra.
Quería terminar dando algún palito y parece que todos se los
está llevando por no conseguir autentica tensión en las escenas de competición.
Creo que la imposibilidad de llevar la adrenalina de la velocidad de un bólido
al espectador está más que cubierta con la mezcla del efectivo montaje de la banda sonora, el buen hacer en el set del director y la preciosa
fotografía de
Anthony Dod Mantle. Aun así, si los que saben dicen que no
consigue transmitir el frenetismo suficiente, os lo cuento por si acaso. A mi
lado tenía a mi novia, que odia el sonido de los coches las mañanas de los
domingos alternos, y terminó la preciosa secuencia de Japón con las manos en la
cara y los pies encima de la butaca.
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La fotografía es mmmmmmoooy bonita |
Aquí el
tráiler. Recomendada para cualquiera, y punto. Si
después de esta os pica el gusanillo, id sin miedo a por
Senna, documental
sobre
Alain Prost y
Ayrton Senna que recoge el pique entre genios más famoso
de la
Formula 1. Un 8.