Hoy he visto
Cruce de Caminos (The Place Beyond the Pines),
una sobre motos rápidas, polis corruptos y jugarretas del destino.
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Ride the Lightning |
Ryan Gosling lo ha petado, de eso no hay duda. Ahora nos lo
encontramos hasta en la sopa y generalmente con el mismo regusto, el de un
hombre tranquilo, un asesino taimado, un samurái sin señor. Esta
sobreexplotación del ronin contemporáneo le puede pasar factura en su
currículum pero, hasta que eso ocurra, disfrutemos de lo que viene.
La trama de
Cruce de Caminos se divide sin disimulo en tres
historias bien diferenciadas con puntos en común como una tv movie cualquiera,
algo que ha sabido ver el señor que pone los títulos en español y nos ha
regalado su veredicto. La primera, la más interesante en todos los aspectos,
nos presenta a un motorista de circo que decide dejar el espectáculo y robar
bancos para dar dinero a la madre de su recién descubierto hijo. La segunda,
algo menos interesante pero bien resuelta, sigue las peripecias de un poli que
es encumbrado como héroe pero torturado por su mala conciencia y la suciedad
de su departamento. La tercera, el bajón, une a dos chavales de
pasados diferentes pero interconectados que suponen una bomba de relojería.
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El tío tatus |
Ryan Gosling es el motorista atracador y casi calca lo que
viene haciendo hasta el momento. Si
Cianfrance, el director, había conseguido
diferentes registros al trabajar con él en
Blue Valentine, aquí se rinde a la
moda y deja que el actor continúe lo que empezó con
Drive. Con él está
Ben Mendelsohn con un personaje secundario pero muy logrado y
Eva Mendes que no
consigue ser más que la cuota femenina.
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Llora por el chandal molón |
Bradley Cooper es el poli bueno/malo y este trabajo supone
el tercer acierto de su carrera tras
Resacón en Las Vegas y
El Lado Bueno delas Cosas. Es cierto que se desinfla cuando es secundario en la tercera parte
de la película, pero en su tercio, chándal incluido, consigue enganchar al
espectador con bastante encanto.
Ray Liotta aparecerá para hacer el papel de
corrupto al que parece haberse afiliado para siempre.
Emory Cohen y
Dane DeHaan son los protagonistas de la última historia.
El poco carisma de
Cohen lo salva cada plano de
DeHaan aunque el paralelismo con
su personaje de
Chronicle hace pensar que su carrera se atascará junto con la de
Gosling, De momento yo sigo votándole como
Tetsuo si hacen la versión americana
de
Akira.
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Los chicuelines |
Derek Cianfrance, además del director, es el guionista junto
a
Ben Coccio y
Darius Marder. El realizador ya había contado antes con
argumentos compuestos por varias piezas, pero es la primera vez que lo aborda siguiendo
la narración temporalmente, sin saltos de adelante a atrás. Puede que esta
comodidad haya hecho que baje la guardia y se le han olvidado un par de trucos,
como aquello de que los personajes adultos envejecen.
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Bad Boys |
Otro problema de esta narrativa convencional es que la
sensación de película fragmentada es inevitable y, por lo tanto, la comparación
de sus partes. Ya que la historia avanza claramente de más a menos, la
sensación final es de decepción. Pese a las buenas interpretaciones, los
interesantísimos relatos iniciales y el fantástico trabajo técnico, con una
fotografía de
Sean Bobbitt que aporta identidad y una banda sonora de
Mike Patton más que decente, no he podido evitar pensar que acababa de ver un
telefilm, uno muy bueno, pero un telefilm.
En conclusión, una película que se va desinflando pero que
llega a su final con cuerpo suficiente. Dos horas y veinte minutos que reducidas tres cuartos de hora podrían dar una de las películas más interesantes del año.
Estoy totalmente de acuerdo.
ResponderEliminarNecesito que veas Only God Forgives para sabes qué opinas...!
Me esta costando MUCHO no verla de forma ilegal, a ver si estos dos meses pasan rápido y me la ponen en versión original por aquí...
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