Hoy he visto
Las Brujas de Zugarramurdi, una sobre el origen
de la mujer, custodias compartidas y rituales ancestrales.
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To' la peñita |
Es innegable que
Álex de la Iglesia nos lo ha hecho pasar
muy bien. Cada estreno se espera con gran expectación, arma de doble filo con
la que conseguir un buen dato en taquilla a corto plazo pero una exigencia de
calidad que muchas veces supera a otras producciones internacionales, no
digamos ya españolas. Pero es
Álex de la Iglesia y es normal que se le pida un
mínimo
que muchas veces ha superado con
creces. Esta vez el plato es válido, irregular, pero válido.
La trama nos cuenta cómo unos parados desesperados roban un
Compro Oro en el centro de Madrid y huyen hacia el norte. Por el camino hacia
Francia deberán atravesar Zugarramurdi, pueblo de leyendas donde unas brujas
esperan a que llegue el elegido para realizar un acto oscuro y lleno de féminas
muy locas.
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Liada en Sol |
Mario Casas y
Hugo Silva son los protagonistas masculinos de
esta historia junto a
Jaime Ordóñez, secundario cómico que termina siendo un
pilar interpretativo.
Silva cumple sobradamente pero
Casas, para una vez que se
le entiende casi todo, sufre los varapalos de un personaje que no sabe muy bien
si ser un macarra con corazón de oro, un mangui despreocupado o un simplón en
el lugar equivocado. Junto a ellos
Gabriel Delgado, el niño de la peli que
cae bien desde el principio y que empieza la historia dando tiros.
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Haciendo el mal |
El trío de brujas, las obligadas tres generaciones, son
Terele Pávez,
Carmen Maura y
Carolina Bang. Con el carisma de la primera
podrían hacerse unas cinco películas como esta.
Maura está correcta y hasta
Carolina Bang tendría un pase de no ser por una subtrama amorosa francamente
mal llevada.
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Dentista moderna |
Álex de la Iglesia sabe hacer de lo propio algo grande.
Nadie ha conseguido que un luminoso de la capital brille tanto o que la cruz
del Valle de los Caídos sea un referente freak. Aquí lo vuelve a hacer por
partida doble. Por un lado aprovecha la Puerta del Sol de Madrid, con sus
disfraces y jaleo, en un prodigioso inicio. Por otro, introduce elementos de
la cultura vasca durante el resto de la cinta que completan y engrandecen el
total.
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¡Muerde Terele! |
Para contar todo esto,
Joan Valent ha compuesto una banda
sonora de acompañamiento eficaz y
Kiko de la Rica consigue una fotografía
idónea que saca lo mejor de cada decorado.
El problema viene cuando el guión de
Jorge Guerricaechevarría y
de la Iglesia se encuentra con baches. Y no lo digo por
aquello de que al director se le va la mano en sus finales, que también, si no
porque durante toda la trama hay atajos y concesiones más propias de un
primerizo que de todo un profesional del medio. No veo la chispa en los
diálogos que muchos críticos han ensalzado, no veo ni la fuerza de
El Día de la Bestia ni la personalidad de
La Comunidad. Los personajes se dejan llevar por
el relato y muchas veces actúan de maneras exageradas que ni van ni vienen de
ningún sitio. Incluso situaciones o escenas enteras no tienen ningún sentido
para la trama que se está contando y parecen metidas por capricho, fallo de
montaje o falta de recursos.
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Peluquera moderna también |
Sobre los efectos digitales más de lo mismo. Dicen que si
no se tiene el dinero para hacerlo bien lo mejor es sentarse y escribirlo otra
vez para que cueste menos. Aquí ha dado igual y la verdad es que, pese a salvar
el escollo más importante del final, todo desaparece en la pelea con cables
más triste de la historia. Algunas persecuciones parecen repeticiones del mismo
plano y me temo que muchas veces lo sean. No sé si el director estaba vaguete o
realmente no sabe qué hacer cuando el ritmo sube de revoluciones.
Pero basta de palos, la película entretiene y aunque por ser
de quien es hay que exigirle más, contiene elementos suficientes para salvar
los muebles y contentar a sus fieles seguidores. Por la increíble
Terele Pávez,
por el
Igoresco Enrique Villén o por Miren y Conchi, esta peli ya es un clásico
del género cañí.
Como imaginarás, dudo que vaya a verla. Pero el título se merece un premio.
ResponderEliminarme dio sida
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