El Juego de Ender (Ender’s Game)

El Juego de Ender (Ender’s Game), una de niños soldado, adultos mandones y bichos palo.

Lo del subtítulo es un fail muy rico

Temida adaptación de la novela del mismo nombre de Orson Scott Card. Desde su publicación en el 85 y tras acumular todos los premios conocidos y amontonar secuelas, la historia del niño prodigio de la estrategia se ha ido convirtiendo en uno de los libros de ciencia ficción de referencia para muchos. También tiene su amplio grupo de detractores por supuesto, pero sería absurdo negar la importancia de la novela dentro de su género. Todos estos seguidores esperaban con ganas y miedo la adaptación y supongo que, dependiendo de lo que preponderase, habrá ganado lo contrario. En mi caso, como pensaba que esto iba a ser un churro, he salido algo más satisfecho de lo que esperaba, que no era nada.

La trama  nos sitúa en un tiempo futuro en el que la humanidad ha sufrido el ataque de unos alienígenas peliagudos. Los insectores, que así los llaman, fueron derrotados a duras penas y ahora parece que preparan otro asalto. Por eso los líderes militares han resuelto que lo mejor es entrenar a jóvenes promesas de la guerra desde su más tierna infancia. El bueno de Ender tiene todo lo que se espera de un futuro gran comandante por lo que se las va a hacer pasar canutas en la academia.

Uniforme molón

Asa Butterfield ha sido finalmente el elegido para protagonizar esta historia, papel que ha ido rondando a cada niño prodigio del cine desde hace veinte años. Butterfield saltó a la fama con otra adaptación de best seller, El Niño con el Pijama de Rayas, y convenció del todo en La Invención de Hugo. Aquí aguanta el tirón de la historia y si algo falla en su personaje no se debe a su actuación.

Harrison Ford, cuya carrera actual escapa a mi comprensión, es el duro Coronel Graff que será la pesadilla o apoyo del prota según convenga. Ben Kingsley interpreta a un héroe de guerra que hará las veces de mentor de Ender. Si no fuese por lo de Iron Man 3 hubiese colado algo mejor pero su entrada, tatus incluidos, hace imposible tomarse al personaje con la solemnidad que requiere.

Esta es la estrategia John McClane

Hailee Steinfeld y Viola Davis vienen a cubrir la cuota femenina y, como suele pasar si se extiende demasiado esta obligación, es peor el remedio que la enfermedad. Casi lo contrario pasa con Abigail Breslin que sale poquísimo y se la necesita mucho más. En cuanto a lo de Moises Arias, es el error de casting más inexplicable que recuerdo.

El director y guionista a cargo de esta versión es Gavin Hood, primer jarro de agua fría para los fans que jamás perdonarán lo de X-Men Orígenes: Lobezno. El realizador no está tan despistado esta vez, cosa nada complicada claro, pero su ritmo acelerado consigue esa desagradable sensación de resumen más que de adaptación. La incesante banda sonora de Steve Jablonsky no ayuda a calmar la historia y pasa lo mismo que con Origen, parece un trailer de dos horas.

Los recreativos se nos van de las manos

Reconozco que conseguir una buena película de un libro conocido es muy difícil, más si este tiene alguna subtrama que deba ser eliminada o si el target de ambas obras pretende ser diferente. La inversión de dinero en este proyecto hace imposible que cierre su público a lectores adultos de ciencia ficción, muchos menos que chavales con palomitas que pueden comprar juguetes. Por culpa de esto lo primero que desaparece es la trama de Locke y Demóstenes, comprensible pero triste, y me sorprende que se conserve parte del apartado del videojuego de fantasía, llevado con bastante acierto la verdad.

También asistimos a ese ejercicio de unir varios personajes en uno que, como en Juego de Tronos, puede ayudar a la comprensión del espectador neófito. Aquí aciertan bastante en este aspecto ya que deben resumir los años de entrenamiento de Enden en pocos minutos. La sensación con la que deja esta versión es de solo unos meses en una academia con poco más de cincuenta niños y tres adultos. Esto último es bastante ridículo, literalmente solo hay tres adultos, cuatro si contamos cuando cambian de escenario. Sí que están flojos los del sindicato de actores.

Parchís

Lo que no se debe perdonar son las diferencias erróneas gratuitas, esas que están ahí no por el cambio de formato, si no por la mala práxis del guionista. Si ya se ha eliminado el tema de los líderes de opinión y difuminado el del gobierno militar y sus consecuencias, es imperdonable que se trate tan mal el del aislamiento de Ender y su capacidad para la táctica. Que sí, que hay que entretener a los niños, pero si has elegido adaptar esta novela habrá que tomarse algo en serio. La alienación a la que se somete el protagonista deja de existir si tiene coleguillas de juegos y no puede ganar siempre de potra. De hecho, nunca.

Respecto a los artilugios espaciales futuristas y decorados, ninguna pega. Era muy difícil plantear una sala de entrenamiento decente y creo que está muy conseguida. Los uniformes dan el pego y el diseño de los insectores es digno de elogio. Pero para no dejar un párrafo sin queja, el efecto de gravedad cero con cables queda regular y la escena en la que es CGI da el cante que asusta. Esto hubiese colado mejor hace poco pero claro, con Gravity en cartel, una peli con 40 millones menos presupuesto, es imperdonable.

Dicho todo esto, no creo que sea una mala película. No es la adaptación que merece porque hoy en día no se puede hacer un producto caro para público adulto, pero gustará a los que aun son demasiado jóvenes como para comprender según qué cosas del original y puede que ayude a que muchos cojan un libro.

No soy yo el que desvela nada, esto sale en el trailer y es un cartel oficial

Aquí el trailer. Gustará inevitablemente mucho más no lectores pero basta con ir con la mente abierta, y las expectativas por los suelos, para no pasar un mal rato. Un 6’5.