Ojo con los peluchitos de ojos ENORMES |
La trama nos presenta a un comerciante que se queda sin un
duro y vaga hecho polvo por el bosque. Un extraño castillo le ofrece cobijo
durante la noche y suculentos regalos para sus hijas. Antes de marcharse, arranca una rosa para la menor de sus descendientes. Esto cabrea
sobremanera al dueño, una bestia parda. Deja al comerciante que se marche
durante un día para despedirse de su familia pero le obliga a volver si no quiere que mate a todos. La que termina volviendo es la hija que se irá enamorando del leoncio a trompicones.
Con Léa Seydoux y Vincent Cassel en cartel ¿cómo no íbamos a
ir con ganas?. Es cierto que desde el principio todo huele mal, sobre todo
cuando el malo es Eduardo Noriega. En ese instante me di cuenta de que esto no
iba a ir bien.
La bestia depilada, más o menos |
Entiendo que es complicado luchar contra La Bella y la Bestia de Disney, pero aun olvidando esa joya, esta seguiría siendo un fracaso.
El guión, de Sandra Vo-Anh y el propio Gans, naufraga continuamente en su
propia trama y ni siquiera consigue saber a qué público busca. Clara muestra de
esto son unos perritos amorosos que aparecen con el único fin de intentar ser muñequitos
de Happy Meal. Y el problema no es que no tengan una sola escena importante, es
que la narradora dice que serán los mejores amigos de la prota durante
su estancia en el castillo y no llega a tener contacto con ellos. Los
problemillas de no darle un repaso al guión, supongo.
En definitiva, una película francesa que logra pasar por fiasco
americano. Su bonito acabado y la belleza de Léa Seydoux hacen agradable su visionado si no se presta
verdadera atención.
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