Tres Días para Matar (3 Days to Kill), una sobre
arrepentirte en el último momento y reincidir en la prórroga.
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Qué le habéis hecho a mi Whitney |
Cinta de acción que pese a contar con
McG en la dirección, huele
a
Luc Besson desde la primera idea argumental descabellada. El francés firma
junto a
Adi Hasak el guión y no escatima en situaciones tontorronas, personajes
caricaturescos y escenario comiquero. Para lo bueno y para lo malo.
La trama nos presenta a un matón de la CIA que debe
retirarse por una repentina y definitiva enfermedad. Decide irse a Paris para
intentar reconciliarse con su mujer e hija pero allí, no podía ser de otro
modo, también se esconde un malo muy malo. Una tía potente de la Agencia le
suministra un medicamento experimental que alargará su vida, a cambio de
pelearse contra el villano claro.
Toda esta chorrada está interpretada por un
Kevin Costner en
un magnifico estado de forma interpretativa. Se deja usar por el guión y es el
único que consigue aunar ese tono cómico pero duro que parece que buscaba
Besson
desde el principio.
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Bueno a ver, a quién hay que matar |
El problema es que las gracias no consiguen su propósito casi
nunca,
McG no sabe dirigir escenas familiares sin resultar perezosas, se les ha
olvidado dar sentido alguno al personaje de
Amber Heard y el de
Hailee Steinfeld, la hija díscola, es altamente abofeteable. Con otro tipo a los
mandos, como
Michael Bay,
Jon Favreau o el mismo
Besson, la mezcla podría
resultar un poco más convincente.
Aun con todo esto, y si entras con la actitud adecuada, es
fácil de digerir y disfrutar. Como el prota mola y si estás viendo
Tres Días para Matar es porque quieres ver cómo mata, es difícil que decepcione.
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Esta imagen tiene el mismo sentido en la peli que aquí |
Aquí el
trailer. Es la primera peli de
Kevin Costner que veo
tras
Hatfields & McCoys y puede que me dure el fanatismo pero joder, qué
ganas de que olvide estas dos décadas de chorradas y vuelva a actuar. Un 6.
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