Excavadora de la muerte |
Puede que por eso, o animado al verme solo en mi cuarto,
olvido todas mis obligaciones internautas y me pongo el bañador. La playa está
bien peinada gracias al trabajo nocturno de la excavadora de la muerte (ver entrada anterior) y decido dejar la toalla con las zapatillas en una esquina
para que no se la lleve el viento. Este consejo es brutal pero os doy otro,
meter el móvil y demás objetos robables dentro, ahí NUNCA mirará el ladrón de
objetos a la vista. Corro al agua cual mochuelo, como niño de campo que aun se
emociona con el mar y su perturbador embrujo. Al meter el pie no puedo evitar
pensar en Leonardo DiCaprio. Concretamente en Titanic, al final.
Dibujo de mi compañero |
Con el pelo que se imagina Paquirrín en sus sueños más golosos, me veo
reflejado en el espejo del ascensor que me lleva a mi albergue de confianza para ver qué tal
lo de las duchas. Descubro que hay un segundo baño cuando un tipo desgarbado me
dice que están ocupados lo dos. Tras quince minutos muy duros mirando un mapa
donde han marcado en rojo esta dirección con el atractivo nombre de Olga’s
Palace, añadid eso a la lista de títulos del albergue, sale la italiana y pretende entablar una amigable conversación de pasillo. Yo hago como
que me tropiezo para caer justo en el baño, cerrando la puerta y metiéndome en
la ducha. Qué caída más tonta.
La sala de redacción un momento |
Voy animado y haciendo coreografías imposibles con los
donostiarras hasta la sala de redacción y me pongo a escribir sobre las pelis
del primer día tecleando fuerte, como recordando los fantasmas de máquinas de escribir difuntas. Me llaman la atención y paro. La sala se llena y vacía periódicamente, casi
siguiendo una constante. Busco el patrón mirando fijamente y me pare que veo
pasar las estaciones del año. Me llaman la atención y paro.
La misma sala un segundo después |
Entre pase y pase, me doy un garbeo y, sin venir a cuento, llueve. Es cierto que la gente aquí es de otra pasta, se pone a llover con
ganas pero nadie cambia su vida. Los niños siguen comiendo helados, los
ancianos paseando, las parejas discutiendo… les da igual. No vi a nadie hacer ni
el gesto ese ridículo de subir los hombros para mojarte menos. En mitad del
aguacero creo ver a Harrison Ford en una cafetería pero resulta ser un anciano
cualquiera. Pues qué pena.
Indy muy jodido con fan mirando una gotera |
Ir a San Sebastián día 3: lo otro
Lo de los chinos me lo imaginaba pero la peli española me decepciona.
ResponderEliminarMenos mal que hay sacrificados por la causa que nos evitáis pérdidas de tiempo innecesarias.
Gracias Richarsson
Me encanta leerte.
ResponderEliminarQUE ONDA LOKO LA VIDA QUE LLEVAS EH GRASIE ME REÍ
ResponderEliminarputa bida. tencuentro aser surf y pasa de mi o k ase. te yevo en mi ola selestial tudejeven qando kiera.
ResponderEliminar