Eso digo yo |
La trama ya la sabéis, un tipo que parece un gruñón esconde a todo un caballero cuando debe convivir forzosamente con una nieta que no conocía. Resulta que era un borde por las circunstancias de la vida, en el fondo es un cacho pan. Pues muy bien.
Sus dos protagonistas tienen menos química que Roland Emmerich con un drama social costumbrista. Parecen hacer esto por mero compromiso y, de hecho, así será. Todo acercamiento de Reiner con el público ha desaparecido hasta transformar su cine en cintas sólo adecuadas para autobuses vacacionales de jubilados, televisores de hospitales de a euro la hora y estrenos televisivos de días de partido en otra cadena.
Que sí, que no está mal rodada y todo eso, pero según cuelgue esta crítica olvidaré su horrible título, original y español, y su insípida trama. Nunca habrá pasado por mi mente y dudo que alguien vuelva a nombrarla en ninguna conversación futura.
Ser rico es caro, habrá que ganarse el pan |
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