Bienvenidos a la montaña rusa de las cosas muy locas. Por
favor, pónganse cómodos y disfruten de la atracción. Recuerden que en cualquier
momento pueden volver a la realidad pulsando en
Sitges día 2: las películas. No
saquen brazos ni piernas fuera del vehículo y agárrense fuerte a la barandilla
de seguridad. Comenzamos.
|
Pistola con chinos de la suerte de Sucker Punck |
Noto un ruido que no reconozco pero me obliga a despertar.
Viene de arriba, como todo, lo bueno y lo malo. Miro el reloj, las 06:55.
Parece que mi vecina superior también quiere reservar invitaciones a las
siete, eso está bien, así queda ella de plasta porque yo, que había puesto la
alarma sólo un minuto antes de en punto, elimino cualquier rastro del teléfono hábilmente.
Consigo las entradas que quiero y, satisfecho, me dispongo a dormir dos horazas
más, a lo loco.
Cuando me despierto, hay alguien en el baño y tres personas más
esperando. Lo bueno es que como está justo delante mía, puedo ver tumbadito en
la cama cuando me toca, lo malo es que parece que soy el último. Aprovecho para
ir poniendo al día las tareas de internauta y sentirme adelantado a mi tiempo.
Noto algo en el brazo, una pequeña hormiga avanza sin demora hacia un destino
incierto. Se topa con mi dedo y es catapultada a la estratosfera. Qué raro, una
hormiga en un sitio tan limpio.
|
Drogas y demás movidas tochas de Minority Report |
Cuando me toca disfruto de las comodidades de un baño enorme
y sin pestillo, es decir, ninguna porque soy muy pudoroso y me da miedo. Me
ducho en una de las tres alcachofas disponible y rezo para que ninguno de mis
vecinos sea un hippie con ganas de compartir la pared. Me echo gel en el pelo,
champú por el cuerpo y repito esto mismo pero al revés cuando descubro lo tonto
que soy. Al salir y organizar mi mochila con los apuntes del día, ojo que
parece que voy a estudiar, qué morro tengo, descubo otra hormiga, esta ver en
mi maleta. Mosqueo.
Bajo a desayunar y encuentro una selección de zumo de
frutas, específicamente de varias naranjas. Leche con un bote de colacao, gracias,
un cubo de sobrasada que parece lista para enfoscar una pared y los ingredientes
necesarios para hacer tostadas de mermelada o aceite. Me chuto energías
suficientes para aguantar la jornada y parto hacia el tajo.
|
Más flipadas de Sucker Punch, peli loquísima |
Esta vez no arriesgo y voy en coche, que luego por la noche
puedo morir a la vuelta y lo sé por experiencia. De pase en pase me noto agotado
hasta que ya no puedo más y me siento en las colas pero me pongo de pie durante
las películas.
Parece que todo me
importa poco, duermo indistintamente tanto en las que me gustan como en las
que no. Es apagar la luz y estar sentado en una butaca y caer en las garras de
la cabezada violenta.
Lo cierto es que todo el mundo está igual. Si se grabase
durante la proyección de la película al público, se vería como de manera continua
siempre hay alguien en tremendo combate contra la gravedad. Cuantísimo
trabajo de cuello se está haciendo aquí, no sé los G que nos obliga a soportar el sueño pero pero me veo como para pensarme lo de la F1.
Entre las salas, esos sitios míticos por los que deambulamos con ojos cerrados, puede verse, aunque ya digo que cuesta, una pequeña exposición con algunos
objetos originales de nivel
reliquia para nos enfermos que estamos aquí. Las
fotos que acompañan este texto pertenecen a esa exposición. Podría poner alguna de la marcha zombie pero como no salí del cine me la perdí. Es lo que hay.
|
El jersey, gorrete y "cuchara" del tío Krueger |
El día termina con una cinta imposible en Hong Kong y yo
vuelvo al albergue. Sólo tengo un compañero en este momento, el resto deben de
seguir en el festival en la sesión golfa. Yo no puedo más y apago la luz.
Al segundo la enciende mi compañero, parece que estaba
leyendo. Incapaz de comunicarme con él por vergüenza, me quedo muy calladito a
la luz de las bomillas. El cansancio hace efecto y parece que voy a dormir
cuando noto un cosquilleo. Pero bueno ¿otra hormiga? Sigo su rastro guiándome
por técnicas heredadas durante generaciones, y porque se ven hormigas andando
durante unos pocos centímetro. Al final de la cola de incestos
está su santo grial, un bollete que mi compañera se ha dejado aquí y que ya no
sólo no se va a poder comer, si no que con la tontería me va a buscar
problemas.
|
Gizmo está muy quieto, muy tranquilo, no, no hace nada |
Cuando vuelvo a la cama creo notar bichos por todas partes. Miro y efectivamente tengo bichos por todas partes. Ante la incredulidad de mi yo futuro y descansado, ese burgués, me quedo profundamente dormido y las hormigas conmigo. Todos en uno, uno dos.
jajajaj sleeping with the ants
ResponderEliminar