Interstellar, ir más allá para llegar aquí dentro.
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Cuidado con no poner la "E" antes de la "S" |
Qué imbecil soy. Mira que intento que lo de fuera no me condicione, pero supongo que es inevitable. Resulta que el viernes unas fiebres tropicales no me dejaron ir al estreno. El día pasó y los
Nolanibers y los
Antinolans empezaron a luchar en foros más allá de Orión. Yo, que no soy ni lo uno ni lo otro si no un cinéfilo de corazón, y un cinéfago de estómago, empecé a cogerle cierta tirria al título. Ese tufo de promoción en el que nos volvían a vender, otra vez, que se había conseguido la nueva
2001: Una Odisea del Espacio, me tiraba aun más para atrás. Por eso hasta el miércoles, ese día en que el cine sabe mejor, no terminé de acercarme a la cita obligatoria. Ahora creo que debería volver para dar más dinero.
Junto con su hermano
Jonathan,
Christopher Nolan firma un guión que pretende jugar con el cerebro de quien se deje. Si estás por la labor, vas a mirar a las estrellas y a sumergirte en el misterioso negro, vas a mirar dentro del horizonte de sucesos y te vas a lanzar de cabeza. La fantasía de
Carl Sagan, el sueño febril de
Neil deGrasse Tyson, la montaña rusa de lo imposible. Todo para despertar en una cama y descubrir que sólo necesitas a quien esté a tu lado.
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Todo por eso |
La trama nos presenta una tierra hecha un asco. Nubes de polvo obligan a la población a esconderse en sus casas mientras la crisis alimenticia asoma la cabeza tras cada nueva plaga agrícola. El planeta ha dicho basta y nos está erradicando. Un granjero, que antes de venirse todo a pique era piloto de la
NASA, descubre junto a su hija una peculiaridad gravitatoria en su propia casa que le lleva a reencontrarse con sus antiguos colegas. De un modo algo chusco, es contratado para una misión pelopúntica: meterse por un agujero de gusano. En el nuevo plano galáctico, deberá descubrir si los enviados anteriormente han encontrado un nuevo mundo donde vivir y volver para llevarse a la población o, si no se puede, asentar allí un campo de cultivo de nuevos humanos. Todo con la niña esperando en casa. Relatividad temporal, agujeros negros, olas como montañas... Lo que se te ocurra.
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Paseíto |
Matthew McConaughey suma una nueva intervención gloriosa en su carrera. Pertenece a su nueva etapa y así da gusto. El amor que desprende cada uno de sus momentos de padre está a la altura de las crisis de astronauta más complejas por las que pasa. La segunda vez que levanta la manta del coche nos abre el corazón.
Anne Hathaway tiene un papel menos jugoso aunque se gana al público con un monólogo sobre lo imprescindible del amor que es oro.
Jessica Chastain cumple tan bien como siempre pese a los pocos minutos y a que
Mackenzie Foy se lo pone dificil.
Michael Caine en su lugar y lo único malo que puedo decir de
John Lithgow es que sale poco. El resto mejor que lo descubráis por vosotros mismos.
Pero dejemos de lado la gente de carne y hueso, los que de verdad molan son
TARS y
CASE, los dos robots que empiezan pareciendo rectángulos inútiles y que terminan siendo un asterisco de posibilidades. Y es que la ciencia ficción con robots es mucho más poderosa y los de
Interstellar son increibles. No sólo nos chulean con cualidades de máquina, si no que, como siempre, terminan siendo más humanos que los humanos y claro, duele pero gusta.
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Parque Jurásico |
Eso es lo bueno de esta película, consigue en el espectador las emociones necesarias en el género. Del frío y vértigo de la oscuridad cósmica se pasa a lo humano, lo mejor y lo peor, y de ahí a la aventura científica. Todo esto con un guión que tiene sus aristas, por supuesto, pero que convence a aquel que no se cierre en banda. Los grandes problemas matemáticos y físicos que aborda, están explicados varias veces y tampoco son imprescindibles de entender para saber qué pasa. Que no se asusten los que se teman un problema complejo en una pizarra, aquí se viene a recibir un masaje en el cerebro con paradojas temporales plasmadas en pantalla, no sólo teorizadas.
Es más, alguna de las lagunas por las que debemos navegar, consiste en un choque temporal con el que se encuentran estos tipos tan inteligentes y que yo solito, sentado en mi butaca comiendo palomitas, resolví antes de que ellos se dieran de bruces con el problema. Para no largar de más, digamos que el
lag del planeta de los surferos y su inutilidad por falta de exploración, debieron haberlo previsto antes de bajar a ver quién andaba por allí.
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Qué mierdas pasa ahí fuera |
Concesiones a parte,
Interstellar es una epopeya espacial de inmensas proporciones. Una joya para el cine actual donde se encuentra aventura y profundidad hasta donde cada uno sea capaz. Un nuevo juego por agujeros negros y de gusano donde sólo unos guionistas valientes son capaces de adentrarse y salir airosos. Todo acompañado de una banda sonora donde, esta vez sí, oímos a un
Hans Zimmer poderoso que sabe usar toda la oscuridad necesaria cuando es preciso y frenar cuando hay que hacerlo. Un viaje que repetiré varias veces el resto de mi vida con sumo gusto.
Olvídate de todas las comparaciones y disfruta. Te gustasen o no
Gravity,
Contact,
Capricornio Uno,
Solaris o, por supuesto,
2001: Una Odisea del Espacio, esta es otra cinta, deudora pero independiente y como tal debe ser tratada. Respecto a
Nolan lo mismo, deja que sus acólitos y detractores se maten entre ellos, tú al cine.
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Agujero de color |
Aquí el
trailer. Imprescindible si eres seguidor de
Cosmos, te gustan las historias humanas y no tienes miedo del cine de aventuras a lo grande. Un 9.