Los molones |
Antes de empezar, podremos ver el corto Buenas migas (Feast), una cucada de un perrete y su dueño que viven el amor y la gula hasta sus últimas consecuencias. Y luego ya sí, Big Hero 6.
La trama nos presenta a Hiro, un joven que vive en la molona San Fransokyo ganando pasta rápida con peleas de robots. Su hermano le mete el gusanillo del bien y termina haciendo piña con Baymax, un droide inflable la mar de majo. Juntos tendrán que formar un escuadrón de superhéroes para luchar contra un villano que la esta liando.
El mayor acierto de la película, sin lugar a dudas, es el dúo protagonista. Tanto Hiro como Baymax funcionan a la perfección, los pequeños querrán ser el primero y llevarse a casa al segundo, y los mayores también. Su relación es lo más interesante del argumento y las cualidades de uno y otro lo más cuidado. Pon a estos dos personajes en cualquier situación y un buen rato vas a pasar seguro.
Paseito por San Fransokyo |
Y es que volviendo a los aciertos, esa ciudad ficticia donde encontramos en perfecta unión lo mejor de oriente y occidente en armonía, es un placer para los que disfrutamos de ambos mundos. Aquí todo es multirracial y, por serlo, funciona mejor. Ese mensaje de unión da gusto al no incidir en él de manera forzada o tontorrona, simplemente está ahí y punto. Lo compro, me mudo a San Fransokyo.
El maluto |
¿Contra eso? de nuevo el molar de una historia de cómic con villanos y héroes que, a los que vibramos con esto, nos hace soñar. No voy a seguir enumerando la lucha de positivos y negativos, además como ganan los buenos, no hay problema. Si repaso, termino recordando a sus dos protas, el ambiente asioamericano y su sublime escena postcréditos, así que no puedo poner mala nota. La culpa de la decepción es mía por querer ver una obra maestra en una buena peli, salteada con elementos que piden mucho más. Espero que salga bien y abra camino a una explotación más correcta de sus valores. Baymax ha venido para quedarse.
BOOOM |
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