A pasarlo bien |
La trama nos cuenta cómo un simpatiquísimo inmigrante africano se encuentra al borde de ser exportado tras diez años en Francia. Consigue librase por poco pero sigue sin permiso de trabajo, lo que le llevará a conocer a otros encantadores personajes, todos exponiendo la complicada situación por la que pasan pero siendo buena gente porque no hace falta no serlo. Además hay una subtrama con Charlotte Gainsbourg en la que nos explican por qué parece que está ida de la olla, pero no os lo creáis, son las secuelas de Nymphomaniac.
Omar Sy es el protagonista y cumple como se esperaba. Tanto en su vida diaria buscándose la vida como en su relación con Gainsbourg, su personaje fuerza que te caiga bien hasta que te lo quieras llevar a casa.
Y es que el problema de Samba es que es tan consciente de lo que funcionó de la anterior que todo se vuelve aun más blanco. Incluso metiendo bromas fuera de lugar, como una escena con unos zapatos que no entendí, el drama que sirve de trasfondo se difumina hasta desaparecer. El resultado de esto es, irremediablemente, una cinta menos interesante.
Alguna canción bonita para salpimentarlo todo y listo, nuevo éxito de taquilla. No creo que llegue a lo que consiguió la anterior, esos son raras excepciones, pero se defenderá sin problemas y hará que su público salga de la sala sintiéndose mejores personas por preocuparse por la inmigración.
Arreglando unos papelillos |
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