Wingardium leviosa |
La trama nos presenta a una chica muerta y un pueblo que culpa al novio sin darle una sola oportunidad. El chaval somatiza esto de tal manera que un día despierta con cuernos y con un superpoder bastante curioso: sacar lo peor de todo el que le rodea. Gracias a esto, debe encontrar al verdadero culpable de la muerte de su novia y poder así vivir en paz.
Las protuberancias óseas de Daniel Radcliffe bien podrían ser una metáfora de lo que Harry Potter ha sido para su carrera, bendición y maldición al mismo tiempo. Su cara juvenil y limitado banco de expresiones, te obligan a volver a Hogwarst plano sí, plano también. Pero como el tío es majo y me iría de farra con él, se aguanta y logra convencer en este guión molón y entretenido. Me gustan otros de los secundarios implicados, como Juno Temple, Heather Graham o David Morse, pero me temo que sus papeles no tienen demasiados minutos como para merecer más elogios.
Según se deteriora el protagonista, aumenta el disfrute del espectador y el ritmo de la trama. Aja maneja mejor que nunca este apartado y no la caga en el tercer acto, algo que parecía imposible según se presentaban los conflictos. Barroca en su concepto pero no en su ejecución, Horns funciona a la perfección, al menos para alguien que no se ha leído el original. Me cuesta entender cómo un tipo que está produciendo truños a los amigos, como eso de La pirámide, tiene problemas en vender una cinta propia más que correcta.
El amor, joder |
Daniel va a ser un grande y, para mí, es un icono - un hombre enano que llega lejos. Aún tengo esperanza.
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