| Lo de la escayola es de coña |
Si en la segunda parte el problema era que explicaban todo tanto que se cargaban la gracia de la original, aquí el dolor reside en la explotación perezosa. Y es que el bueno de Leigh Whannell, guionista habitual de Wan, asciende a director y presenta una precuela sin relación aparente con todo lo contado, pero con personajes comunes para que lo flipemos fuerte. El resultado es otra ciénaga de inexactitudes temporales que destrozan aun más la endeble estructura que quedaba en pie. Todo vale, y si podemos poner a los malos conocidos de fondo, aunque no tenga puto sentido que aparezcan en ese entorno, pues se ponen y tan contentos.
La trama nos presenta a una niña que, como el Súper en un Mortadelo, irá sufriendo accidentes hasta permanecer inmóvil en la cama totalmente escayolada. A ratos es bastante cachondo ver cómo la pobre se transforma en el típico herido de tebeo. El caso es que hay un espíritu que provoca sus accidentes y llamarán a una médium y bueno, tal.
Stefanie Scott es la pobre Angustias, perdón que no me quedase con su nombre, y Dermot Mulroney, ese tío que casi es famoso pero no, el padre. Repite Lin Shaye como la interventora de fantasmas y veremos cómo conoce a los dos mataos que van con ella.
Aburrida, previsible y sin la elegancia del encuadre de Wan, se me ocurren pocas excusas para recomendar esto si no es por afán completista.
| Y venga con el candil |
Riich, la vi en el cine, y he de decir que me dio bastante acojone la primera hora... lo cual es ya mucho más que lo que me ofreció Insidious 2. Luego ya con el tema de la luchadora de street fighter escayolada y el final aburrido pues baja bastantes puntos. Y tienes razón con lo de meter malos conocidos porque si y punto.
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