23/10/15

Amama

Amama, bosque del norte, raíces profundas.

Briconsejos de jardinería
Ocurrió con Loreak en el Festival de San Sebastian de 2014 y ha vuelto a pasar con Amama: el cine vasco es asiático. Pensaba que este título local estaba en la programación por cumplir cánones más que por derecho y entré al pase sólo porque me venía bien de horario, siempre es mejor que quedarse en la puerta. Qué gusto cuando ocurre eso y, a los tres minutos, estás pegado a la pantalla sabiendo que, de churro, has dado en el clavo.

Dirigida por Asier Altuna, cuenta una historia donde entran en conflicto las tradiciones y el campo con el día a día de la vida moderna y la ciudad. Una familia que defiende su caserío como un fortín, se enfrenta al peligro de unos hijos que no están por la labor de ver cómo se impone su destino desde que nacen. Todo bajo la atenta mirada de Amama, la abuela, sacerdotisa, babalao y jefa espiritual que pinta los árboles de cada miembro de la familia marcando así su carácter.

Con una imponente Amparo Badiola como matriarca, es Iraia Elias la que lleva el peso real del metraje con una naturalidad que encaja con la propuesta. A Kandido Uranga le toca ser el palo de la historia y, como el resto, cumple sin problemas.

Volviendo a Loreak, si el año pasado defendí su hermandad con el cine japonés por su tempo y luminosidad, Amama refuta mi teoría en cuanto a su temática y contundencia. Tres hijos enfrentados a un padre, unidos a una abuela que es toda naturaleza, para bien y para mal, y con el cargo de conciencia del obligado corte de raíces que termina en un trasplante bondadoso. Esta cinta es todo lo que el asiático se echa en cara a sí mismo, buscando encontrar por fin la unión entre sus dos mundos opuestos. Una joya con momentos oscuros y luminosos que embaucan desde el principio hasta su sobrecogedora escena final.

La gran familia del bosque
Aquí el trailer. Perfecta para los que quieran ayudarme en mi tesis vasco-asiática. Un 7'5.

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