Y poco más |
Woody Allen presenta una de esas cintas allener than Allen, con todas sus obsesiones presentes e incluso mezclando sus tonos favoritos. Todo lo hemos visto ya, pero eso no quita valor a esta cinta medida, funcional y limpia.
La trama nos presenta a un profesor de filosofía que encandila a una de sus alumnas. Su oscuro pasado y tristeza presente, hacen soñar a la joven con un interesantísimo futuro a su lado. Él está cansado de todo, se agarra a la petaca y no consigue sentir nada por todas las casadas y emparejadas que se le tiran encima. Un día la cosa cambia, descubre algo que vuelve a dar sentido a su vida y, con energía renovada, resulta incluso más irresistible.
El combo Emma Stone y Joaquin Phoenix es tan vibrante como cabría esperar de dos grandes profesionales de su nivel, guiados por un tipo como Allen. Ella sirve tanto de guía como de alivio cómico en determinados momentos. Él juguetea con el espectador gracias a un guión que vira poco a poco hacia la sátira negra según y, si se echa la vista atrás al final, parecerán dos películas diferentes. El cambio es tan gradual e ilógico, lo macabro es lo divertido, que resulta imperceptible.
Como Match Point bajo el filtro de Misterioso asesinato en Manhattan o un Scoop a lo Delitos y faltas, seguramente su único problema es no legar al nivel de sus obras maestras. A pesar de todo esto, vuelve a fundirse, con puntualidad anual, a todos esos que ensalzamos por intentar copiarle. Qué gusto.
Ese momento en el que las cosas se dan la vuelta |
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