Un cartel de no sé qué |
Conduciendo un taxi por la ciudad, utiliza tres cámaras en su interior para mostrar parte de la realidad de su país a través de sus supuestos viajeros. Discusiones sobre pena de muerte entre dos desconocidos, un traficante de películas pirata, unas abuelillas con un pez y hasta dos accidentados camino al hospital pasan por el vehículo del director.
Además del traficante de cine, que recrimina al conductor que si no fuese por él no habría visto Midnight in Paris, es de destacar el momento en el que la sobrina de Panahi hace de reportera improvisada y replica a su tío como nadie hasta el momento.
Una divertida experiencia con la que disfrutar del cine, especialmente teniendo en cuenta lo que supone que exista pero sin olvidar que el resultado también vale la pena por sí mismo. Pero no voy a decir nada porque esto no se puede criticar porque no es una peli ni nada de eso. Pero vedla por favor.
Tan contento no grabando nada |
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