Se ha quedado buena noche |
Dirigida por el primerizo Shim Sung-bo, la trama nos cuenta cómo el capitán de un destartalado pesquero acepta llevar a unos inmigrantes chinos. La cosa se tuerce y es el momento donde descubres que no hay géneros, que del drama se pasa al misterio, después al terror, al gore y, como estamos en Asia, a la comedia absurda.
El resultado es más apetecible de lo que cabría esperar tras este potaje de estilos, todo adornado por una puesta en escena contundente y un ritmo constante, al menos para lo que nos tienen acostumbrados. Y es que aquí todo desbarra pero en su justa medida, no se andan con remilgos pero, de algún modo, funciona como un reloj. Al final fue una alegría entonar el cuerpo con esta tapada tan temprano
Aquí no hay nada de Ikea |
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