Cuidado con la carrera de Lenny Abrahamson. Muchos conocimos al irlandés con su título anterior, la curiosa e imposible 'Frank', y ahora consigue este extraño cuento de secuestro donde lame las heridas hasta difuminarlas.
La idea de descubrir el relato desde el punto de vista de un niño de siete años no es nuevo, pero cuando se usa bien es una maravilla y aquí, además, tiene todas las excusas necesarias para que así sea.
El cuidado con el que entramos en la habitación, o 'cuarto', que es cómo se tenía que haber llamado la película en España, consigue que vivamos su pequeña inmensidad como sus protagonistas, entregados al relato como pocos.
El trabajo de Brie Larson y el pequeño Jacob Tremblay le hace la vida fácil a Abrahamson, que sólo tiene que preocuparse por no perder la mágica pátina que envuelve todo para que este insoportable veneno entre como un delicado dulce.
Una maravilla que se te clava dentro poco a poco, haciendo daño sólo al final, cuando todo ha terminado y tu ya estás en casa, sorprendido ante la profundidad de las heridas.
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