'Los juegos del hambre: Sinsajo - Parte 2', barriendo la fiesta.
Katniss a tope |
Cuarta y última película de una saga que, no sé hasta qué punto, puede haber sido fundamental para muchos adolescentes. No fue exactamente la primera, pero sí abrió el camino de las adaptaciones de best sellers sobre chavales de menos de veinte años que se enfrentan a un duro mundo post apocalíptico. Lo que Orson Scott Card no pudo lograr en las salas, sí lo hizo Suzanne Collins con su refrito de 'Battle Royale' para mayorías occidentales.
La cosa empezó más o menos, arrasando por inercia gracias a los libros con una adaptación que, sin ser gran cosa, se dejaba ver. 'Los juegos del hambre' ayudó a Jennifer Lawrence a salir del circuito independiente al mismo tiempo que se nutría de la fuerza que tenía la joven actriz.
La saga mejoró con su segunda parte, 'Los juegos del hambre: En llamas', el mejor capítulo de la serie por su condición de entretenimiento sin reparos. Perdía menos el tiempo en insistir en el triángulo amoroso que tan mal disimuló la autora, y nos dejaba disfrutar de una isla llena de pruebas peligrosas y supervivencia gracias a la infinita astucia de los protagonistas.
Pero la cosa no podía acabar bien de ninguna manera. Primero, porque el tercer libro, según me cuentan, iba más en serio. Profundizar en una sociedad que has usado de telón porque no terminas de dominar, es apostar a truño. Si además le añades la maldita avaricia de dividir en dos lucrativas películas una trama que casi no te rellena una, mal vamos.
'Los juegos del hambre: Sinsajo - Parte 1' fue un alargado trailer de lo que nos iban a ofrecer en esta 'Los juegos del hambre: Sinsajo - Parte 2', que ha resultado ser más de lo mismo. Con una Lawrence de bajona, como triste y sin ganas, la película deriva sin pena ni gloria hasta un final ansiado más por cansancio que por interés.
Una saga que prometía mucho, que habrá incitado a muchos jóvenes que ahora tengan de 15 a 20 años a leer o ir al cine, pero que me cuesta creer que sea, terminada de esta manera, parte fundamental de su estantería futura.
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