Raúl Arévalo ha estado en muchos de los títulos importantes del cine español de los últimos diez años. Desde 'Azuloscurocasinegro' a 'La isla mínima', pasando por 'Primos', su carrera ha ido sorprendiendo a todos hasta demostrar que nada era casualidad, el tío era bueno. Ahora se pasa a la dirección y, ¿vamos a tener que volver a pasar unos años pensando que esto es la suerte del principiante?
'Tarde para la ira' tiene grano de otra época, auténtico carácter de videoclub y un talento furioso. Esto es bueno por sí solo, pero insistiendo en su carácter de opera prima, es una noticia maravillosa para todo aquel que ya se ha apuntado su nombre en la lista de realizadores a los que seguir.
Para rematar, es el enésimo papel brillante de Antonio de la Torre, que hace lo que le da la gana porque todo le sale bien. Junto a él, un potente Luis Callejo, del que deberíamos aprendernos de una vez su nombre, y una antológica aparición de Manolo Solo que logra uno de esos secundarios que pueden merendarse una película si les pilla con hambre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario