5/5/17

Guardianes de la galaxia Vol. 2 (Guardians of the Galaxy Vol. 2)

'Guardianes de la galaxia Vol. 2', liberación cósmica.


Meterse en una maquinaria pesada como esta y seguir brillando con luz propia parece imposible y, sin embargo, solo así se consigue dar algo de vida a una franquicia que corre el riesgo de caer en el tedio título a título. Kevin Feige, jefe de toda esta locura, lo sabe, por eso suele arriesgar contratando a realizadores con personalidad propia que luego intenta amoldar a sus planes. Esto no siempre sale bien, Jon Favreau y Joss Whedon se fueron de la empresa sin ganas de mirar atrás y Edgar Wright no llegó ni a rodar su película. El trabajo con Feige no debe ser fácil pero, cuando sale bien, hay que aplaudir a aquellos capaces de soportar la presión para que todos disfrutemos. Los hermanos Russo ya están en esa lista, con un poco de suerte podremos incluir a Taika Waititi en unos meses y, por supuesto, James Gunn ha renovado su puesto.

Guardianes de la galaxia Vol. 2’ es la confirmación de la primera. Viendo que los riesgos tomados eran aplaudidos por sus jefes, la crítica y el público, Gunn ha dado rienda suelta a su empuje creativo y se ha desatado del todo.

Es fácil distinguir al director en todo tipo de decisiones artísticas durante la película, pero es en el libreto donde más se la ha jugado. Mientras nos presenta un mundo más sobrecargado de colorines, hipérboles y humor, echa el freno para contarnos cómo son sus personajes y hacia dónde los quiere llevar.

Lo hace de un modo natural, tanto que muchos detractores y adoradores de la obra no terminan de darse cuenta. Star-Lord, por ejemplo, pasa de ser el divertido cliché de aventurero desvergonzado, a convertirse en un tipo que pone en peligro a su tripulación por culpa de su ego, desconfía de su amada en cuanto logra algo de poder (en esta ocasión por culpa de su Ego), y vuelve al buen camino cuando descubre que ya había encontrado lo que buscaba.

Con Yondu es aun más extremo, ya que su historia había sido simplemente apuntada en la inicial para que aquí se explote del todo, quedándose con la película por el camino gracias al carisma y la fuerza de Michael Rooker, muy superior en esta ocasión a Chris Pratt.

Rocket, por su parte, sigue sumando elementos a una amarga trama que debe despegar en la tercera entrega, donde también merecerán su tiempo la relación entre Gamora y Nébula, la venganza y descanso de Drax y la aceptación de la parte humana de Star-Lord, pero no adelantemos acontecimientos y volvamos a lo logrado en la segunda entrega.

El volantazo cósmico marvelita es fundamental para evitar la repetición a la que se enfrenta una compañía que estrena tres títulos al año con un trasfondo argumental compartido. Para romper esa monotonía de continua presentación de personajes, nada como arriesgarse con las viñetas más locas de la compañía, pero arriesgarse de verdad. Gunn nos presenta a criaturas imposibles que escupen arcoíris, hombres que surfean en naves supositorio y caras que se deforman al sobrepasar las leyes de la física. Si vas a ir al espacio y no te atreves a poner un planeta que habla y un buen campo de asteroides cuánticos, mejor quédate en casa.

Una de esas apuestas temerarias se toma con el personaje del padre, el complejo Ego encarnado por el todopoderoso Kurt Russell. No solo logran contarnos su historia como si fuese fácil de entender, sino que consiguen que su decadente caída a los infiernos sea lo suficientemente progresiva e interesante como para lograr el mejor villano marvelita hasta la fecha.

Lo mismo ocurre con el humor. Si te enfadas porque quieres ver una pelea random que ocurre en segundo plano mientras se gastan una pasta en hacer que una planta baile un temón de la ELO, no es un fallo de la película, es que no has pillado el chiste. Luego te ponen la pelea, esto no es la ’Godzilla’ de Gareth Edwards, pero entiendo que hay que ser de los que disfrutan alargando una broma hasta que deja de ser graciosa y, tras insistir un poco más, vuelve serlo con más fuerza que nunca.

La compilación de temones es, si cabe, aun mejor que la anterior. El ‘Awesome Mix Vol. 2’ incluye joyas de Sweet, Fleetwood Mac, Sam Cooke, Cat Stevens o Cheap Trick, además del ‘Mr. Blue Sky’ de Electric Light Orchestra que, si bien es verdad que no es ‘Twilight’, el gloria bendita. Salvo el coñazo de ‘My Sweet Lord’ de George Harrison, no parecen metidas a capón como en yasabemostodosquépelícula.

Si uno es paciente, además de disfrutar de unos currados títulos de créditos finales salteados con hasta cinco escenitas de puro relleno, podrá escuchar el tema original ‘Guardians Inferno’, compuesto por el propio Gunn y Tyler Bates, autor de la banda sonora de la película, que viene firmado por la banda ficticia The Sneepers, nombre que hace referencia a unos alienígenas poco usados del imaginario Marvel. Esta variación disco del leitmotiv principal de la película, como aquella de Meco con ‘Star Wars’ en los setenta, incluye una parte cantada por el mismísimo David Hasselhoff. Aquí os la dejo, yo es que ya no sé qué más queréis.


Hasta aquí mi defensa galáctica, extensa pero sincera. Si incluir algún exceso de metraje es el precio que hay que pagar para ver la obra de un autor con total libertad creativa, compro. Marvel lleva 3 pelis reguleras, 3 pasables, 3 buenas, 2 muy buenas y, gracias a ‘Guardianes de la galaxia Vol. 2’, 4 redondas.


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