Casi me convence Guy Ritchie. Tras los palos recibidos en USA, el potente, sobrecargado y tenebroso prólogo me hizo pensar que podría ofrecer una crítica luminosa en un mar de tinieblas. El problema es que, tras esos brutales 15 minutos, ni Ritchie ni yo dimos para más.
Esta leyenda artúrica es durita de tragar, los manierismos del diretor no logran vendernos una historieta de dos horas que, casi sin que nos demos cuenta, cambia de plataforma y termina convirtiéndose en un hack and slash del que nunca te pasan el mando. Y como a mí no me gustan los gameplay, pues mal.
Que alguien nos cuente la historia anterior al prólogo, la de Uther Pendragon luchando contra un ejército de salvajes y bestias oscuras, dominadas por la magia negra de un hechicero que, en menos de un minuto de metraje, ofreció más carisma que la caterva de seguidores del plasta del pobre Arturo.
Y aquí coloco mi ranking de Guy Ritchie, un tipo al que ya no sé si tengo que odiar o defender. Un petardillo más y empata.