Edgar Wright lleva jugando con la música en sus historias desde que se estrenó en la gran pantalla con la gloriosa ‘Zombies party’. Supo repetir fórmula en ‘Arma fatal’ y lo llevó un paso más allá en ‘Scott Pilgrim contra el mundo’, donde las canciones ya sí eran parte fundamental del argumento en su totalidad, no solo de algunas escenas.
Tras la no del todo redonda ‘Bienvenidos al fin del mundo’, y su desencuentro marvelita, tocaba afianzar su carrera, demostrar que no había sido un potente comienzo que se iría desinflando y que Kevin Feige y compañía habían perdido una gran oportunidad. Y, gracias de nuevo a la música, lo ha logrado TODO.
‘Baby Driver’ es gozo absoluto pista a pista, circulando virtuosamente en un argumento meticulosamente minutado que juega y evoluciona dando la misma importancia a personajes y tracks.
Con una clásica historieta de atracos llena de clichés, logra embelesar a aquel que se deje llevar por la maestría con la que todo esto ha sido planeado, realizado y montado. Estará en mi top 5 del año en diciembre y puede que solo sea mi tercera o cuarta favorita del quinteto de películas que lleva estrenadas Wright. Así de genio me parece.
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