‘Jesus’ (Hiroshi Okuyama, 2018) es una pequeña historia con una minúscula excusa que intenta aportar capas que. sinceramente, no creo que tenga.
Que sí, que está muy curioso ver a un mini Jesucristo bailando alrededor de un niño que intenta adaptarse en un colegio nuevo, pero que todo esto en un cortito hubiese quedado más apañado.
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Resulta curioso que, después de dos proyectos tan personales y superiores como ‘Whiplash’ y ‘La La Land’, Chazelle firme este biopic falsamente pretencioso en el que solo el ratito de la Luna brilla realmente en sus inabarcables 133 minutos.
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‘Les météorites’ (Romain Laguna, 2018) utiliza también una excusa mínima para arrancar el relato sobre una joven que ve pasar los días en un humilde pueblo del sur de Francia.
Y aparte del magnetismo de Zéa Duprez, ya está.
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‘Beautiful Boy’ (Felix Van Groeningen, 2018) iba a ser la consagración de Timothée Chalamet pero, visto lo que expresaron sus acólitos tras el pase, parece que no.
Y es que las infundadas expectativas levantadas por ‘Beautiful Boy’ han terminado siendo el peor enemigo de la película. El joven Chalamet, alzado a los cielos tras estar decente en dos películas bonitas, se deja llevar por una trama comandada realmente por Steve Carell (del que jamás diré nada malo) y que escapa del telefilm gracias a un montaje tremendamente interesante.
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